Yates contra Pingüinos

Hasta hace pocas semanas, la Cofradía Náutica del Pacífico despertaba el rechazo de un sector no menor de la comunidad local por distintos motivos. Reducto privado de restringido acceso y escaso diálogo con el resto de la población, a la sospecha que la construcción del gran embarcadero para yates de todo lujo había repercutido en una merma importante en la cantidad de arena de las playas de Algarrobo, se le había sumado hacía poco un informe técnico confirmando que la proliferación de algas -la plaga de las algas verdes- se debía a la escasa circulación de las aguas, provocada justamente por el brazo de piedra que desde hace ya tres décadas une la Puntilla con el llamado "Islote del Pájaro Niño". Sin temor a exagerar, todo esto cambió radicalmente tras el reportaje que TVN emitiera en su noticiario central a comienzos de enero pasado.

Cuando la sensibilidad por cuestiones ambientalistas era algo mucho menos presente en la opinión pública de lo que es ahora, una figura señera encabezó en plena década de los setenta una cruzada por generar conciencia en la ciudadanía sobre los peligros que encerraba el proyecto náutico de marras. El doctor Juan Grau, con encomiable e infatigable empeño, supo llevar a los titulares de la prensa nacional una cuestión de un álgido como inédito cariz ecológico. "Yates contra Pingüinos" rezaba la consigna de aquel entonces, consigna que hoy cobra una casi despiadada vigencia.

Tras el reportaje de TVN, donde se denunciaba la matanza coordinada y reiterada de pingüinos, pelícanos y otras aves por parte de empleados de la Cofradía Náutica, cada uno de nosotros, algarrobinos, como cualquier ciudadano digno y responsable del mundo, reaccionamos con indignación ante un acto tan vil y cobarde. Nuestro compromiso con hacer de ésta una sociedad más justa y solidaria nos obliga a actuar ahora con decisión y firmeza. La expresión pública y masiva de una gran fuerza ciudadana será el mejor antídoto para evitar que esta clase de atropellos sigan repitiéndose en el futuro.