sábado, 20 de julio de 2013

Elena Varela responde al alcalde

Señor Gálvez, me sorprende su preocupación expresada a través de la carta respuesta que ha dado a la comunidad de Algarrobo, pero al parecer usted no está informado de los pasos anteriores realizados por la Directora de Educación, Sra. Cecilia Ross. Ella efectivamente me llamó en febrero para ofrecerme 44 horas de clases. La propuesta fue ofrecerme ese número de horas para que la oferta fuera aceptada por mi; eso significaba realizar solo 12 horas de clases y tres talleres de música. La idea era hacerme un sueldo de manera tal que yo me viniera a la comuna a trabajar para futuras proyecciones con la Orquesta Infantil. Por el contrario, si ella me hubiera ofrecido solo 18 horas, yo nunca hubiera trabajado en la Comuna puesto que éstas hacen un sueldo de $180.000 -aproximadamente-, el cual no alcanza para vivir.  No obstante usted se ha empeñado en desconocer ese trato.

Por otro lado, existe un horario de clases que fue establecido por el Director del colegio, documento legal realizado por él mismo. También existe un libro de firmas de entradas y salidas que todo trabajador debe firmar. Dichos documentos dejan establecido mi permanencia y ausencia en el colegio, indicando fehacientemente que yo no falté a mi trabajo, sino que respeté lo acordado por los mismos administrativos del colegio. Por esa razón, el primer mes, de marzo, me pagaron de acuerdo a lo pactado; pero al segundo mes, me pagaron menos de la mitad de mi sueldo haciendo uso y abuso de las 44 hrs. que usted menciona, pasando por alto los acuerdos establecidos con anterioridad. Incluso, hasta el día de hoy no me dan copia de la liquidación de sueldo correspondiente al mes en que no me cancelaron la totalidad de mi sueldo. He solicitado formalmente este documento y se han negado a entregármelo.

También quiero señalar a la comunidad que el contrato, más bien llamado nombramiento alcaldicio a mi cargo de profesora, recién lo recibí el día 15 de mayo, a más de dos meses de haber iniciado mi trabajo en el colegio. Este establecía las 44 hrs. horas de trabajo pero no adjuntaba el horario acordado. Lo recibí de manos de la encargada del departamento jurídico, con la cual tuve una reunión para solicitarle que me pagaran el sueldo en deuda. En ese momento, ella me dijo que la única forma que me pagaran lo adeudado seria en 15 días más, después de haber realizado una renuncia voluntaria, puesto que si no renunciaba, iba a ser acusada de abandono de trabajo. En la situación de necesidad económica en la estaba me ofrecieron el pago ante la renuncia y finiquito, en circunstancias que yo estaba en todo mi derecho a que se pagara el sueldo acordado. 

Por otra parte, funcionarios municipales cercanos a la Sra. Ross me dieron a entender el trato de terrorista y activista mapuche que ésta habría manifestado tras conocer aspectos de mi trayectoria personal y profesional. De ahí que se puede deducir obviamente que el cambio en el trato laboral hacia mi persona obedece a temores y diferencias de pensamiento de parte de la Sra. Ross.

Por lo tanto, Sr. Gálvez, las cosas no son como usted las expone en una carta pública abierta a la comunidad. También debo reafirmar que yo como docente sé lo que digo cuando describo la precariedad del Colegio Carlos Alessandri y discúlpeme que me haya preocupado, pues al parecer esto le molestó en vez de preocuparle, y en segundo lugar éste es un problema personal relacionado con mi contrato y con el maltrato recibido por parte de la Directora de Educación, como autoridad del Municipio.

Yo personalmente creo que usted debiera concentrar su tiempo y atención en los problemas de extrema pobreza que existen en la comuna, en las inciertas posibilidades laborales y de desarrollo de los Algarrobinos, en la muerte de pingüinos en la Cofradía, en la intervención de grandes Resort en el borde costero y sus secuelas, en vez de malgastarlos en respuestas de bajo nivel. Es más, debería ir a darse una vuelta al Colegio y ver la sala de profesores de 2 X 1 lugar donde además almuerzan los más de 30 profesores, ver los baños, por ejemplo, y ver que en vez de oficinas, existen container para saldar espacios. ¿No le llama eso la atención? ¡Pues a mi sí!

Por esto si usted en verdad quiere realizar descalificaciones hacia mi legitimo derecho a opinar, creo que debería hacerlo con fundamentos, puesto que no está a su altura dar opiniones sin sentido hacia la comunidad que lo escogió de alcalde, denigrando la labor, opinión y lucha de los derechos de una profesora y artista.

Señor alcalde, hoy día la realidad social ha cambiado y bastante. Hoy día todos podemos expresar nuestros reclamos y defender nuestros derechos y quién mejor que usted sabe que esta denuncia está en manos de la Contraloría de la Republica, que es lo que a usted le preocupa. Yo reivindico la democracia y espero como he esperado estos cuatro meses sin sueldo Y sé que sí o sí, esto hará que las cosas cambien un granito de arena pues se genera un precedente a futuros reclamos de derechos humanos frente a la soberbia de quienes dirigen nuestra comuna. Finalmente le digo que mis pasos por esta comuna no son casuales, pues no existe solo una razón laboral para vivir en un lugar y no me iré de aquí hasta que se respeten los derechos de las personas.

Elena Varela

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Varela 1 Gálvez 0

M. Silva dijo...

Varela 2 Gálvez 0

Anónimo dijo...

La carta respuesta de Elena Varela al alcalde va directamente al punto en su primera parte, pero la segunda parte es cargada de pasión que le restó la fuerza a la primera.

Siempre la persona que discute con pasión pierde la discusión desde la partida, porque pierde el centro de la discusión.

Saludos cordiales.

Pablo Nuyens

Analía dijo...

Señor Pablo Nuyens...que seria de nuestras vidas sin pasión.

Universitaria con pasión, con vida y esperanzas dijo...

Don Pablo,

¿Porqué descalifica la pasión? No es ella la que motiva y mueve a las personas a actuar buscando el bien común, lo mejor para quien quiere?
¿Dónde la perdió? ¿Puede haber amor sin pasión? ¿Puede haber voluntad y entereza sin hay detrás una fuerza como la pasión para mover a la mujer y al hombre?

Anónimo dijo...

Varela escribe con pasión en la segunda parte, no con rabia...la rabia es la que hace perder la racionalidad de un discurso...

Una apasionada e idealista en que la labor docente por fin sea valorada...