Pescadores, carpinteros, dueñas de casa, estudiantes. Mujeres, hombres, niños, jóvenes, adultos, ancianos. El nuevo proyecto fotográfico de Paulo Aliaga no incluye mayores restricciones. Tal vez las únicas: las ganas de participar en él y la -táctica- que tiene tiene que ver con la natural selección del ojo del artista. Aliaga se propone realizar una suerte de personal inventario de los rostros de este litoral que lo vuelve a acoger tras una larga estadía en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Que su pasado ligado a la publicidad no induzca a engaño: los registros hechos hasta la fecha dan cuenta de que su búsqueda va mucho más allá de modelos jóvenes y tersos. "Mi trabajo personal siempre ha estado influenciado fuertemente por el estilo documental y actualmente parto desde allí y comienzo utilizándolo como recurso para reinsertarme en el colectivo", nos explica. "El documento visual me interpreta plenamente en mi afán de poner en valor al ser humano como eje y centro de la vida y la cultura."
Hoy afincado en El Quisco, dirige el lente de su moderna Nikon a los cuarto puntos del litoral. Hace poco estuvo en El Totoral, cubriendo a su modo el Encuentro de Pintura. Ahí invitó a posar ante la cortina de riguroso negro a artistas y curiosos. El registro de aquella incursión totoralina sorprendió gratamente a muchos. Los interesados en participar en su proyecto de a poco se han ido sumando. Quien quiera acercarse más a esta interesante propuesta puede hacerlo visitando su perfil en facebook, aquí.
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