En este sistema de cosas, una ecuación que se impone sin contrapesos se refiere a que cuando algo es necesario y, además, escaso, forzosamente se transforma en algo caro. Bajo este criterio, la Escuela Azulvioleta debería ser, con largueza y entera justicia, un bien caro. La oferta de alternativas de educación de calidad como la que ofrece este proyecto educativo enclavado en el kilómetro 5.7 del "Camino del Medio", en Mirasol, es escasa. Muy escasa, si atendemos a la realidad que vive no sólo nuestra región sino que todo el resto del país. Sin embargo, y para fortuna de los padres, Azulvioleta, dentro de un marco comparativo, no es un colegio caro (al menos no en la acepción pecuniaria del término).
Porque tras la tan cacareada crisis que vive la educación a escala patria, se impone una crisis que pasa mucho más allá tanto de una cuestión de financiamientos, como de nuestras limitadas fronteras. La crisis que experimenta la, llamémosle, "cuestión de la educación" golpea con fuerzas a todo el planeta. Y las soluciones -como más algún miope todavía seguirá creyendo- no van en sentido de atacar la forma, sino el fondo. Rediseñar el modelo educativo. Hablar de un modelo, otro, uno distinto, que se replantee radicalmente el vínculo que se establece entre el profesor y el alumno, propiciando una visión que, por encima de todo, respete la diferencia. Eso es justamente lo que hace Azulvioleta. Se atreve a apostar por una forma de educación diferente, que se deshace de los vicios del sistema "tradicional" y abraza las claves de una nueva sensibilidad a verdadera escala humana.
Azulvioleta nació gracias al empeño y tesón de muchos pero en especial de una persona, Jeka Mauro, su principal impulsora y actual directora, que en su condición tanto de madre como de educadora pudo experimentar personalmente todas las limitantes que impone el sistema educativo imperante. Ella misma se sorprende cuando nos aclara que el vamos definitivo para Azulvioleta vino recién a fines de 2011. Hasta entonces no pasaba de ser más que un poco aterrizado proyecto alguna vez anunciado en alguna reunión familiar. Pero desde la primavera del año pasado, todo pareció precipitarse para la concreción de este anhelado sueño. Desde el primer día de clases en marzo hasta el último hace pocas semanas, el balance de este agitado 2012 es simplemente positivo: con la totalidad de los alumnos habiendo rendido con éxito los exámenes libres y una comunidad de alumnos y apoderados que día a día crece tanto en número como en compromiso y satisfacción, Jeka no puede sino confesarse "feliz y orgullosa".
Considerando el nulo apoyo que recibe a nivel estatal y todas las exigencias que un proyecto de esta naturaleza involucra, la misma Jeka acierta plenamente cuando sintetiza la experiencia de Azulvioleta en una sola frase: "¡La magia sí existe!"
Quienes estén interesados en conocer más de cerca el proyecto educativo Azulvioleta, único en nuestra comuna, pueden visitar su perfil en Facebook aquí.
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1 comentario:
Hola todavia existe eate colegio y hasta q curso es y algun numero de telefono
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