lunes, 20 de octubre de 2014

Contra viento y marea, la "Nave Imaginaria"


A ojos del turista, del visitante esporádico, las cosas siempre lucen más dulces, más blandas, como sumergidas bajo el manto dócil de la idealización. Estoy seguro que cualquiera que por primera vez planee un viaje por estas tierras chilenas y revise con curiosidad los probables destinos de su itinerancia, cuando se detenga en Isla Negra seguramente tendrá la natural, casi inevitable inclinación a pensar en un encantador villorrio enclavado entre los roqueríos del Pacífico, habitado muy mayoritariamente por poetas y artistas viviendo en reducida pero muy bullente comunidad. Al fin y al cabo, el aura de Neruda sigue delineando el perfil identitario del pueblo: los destinos de la Isla quedaron marcados con fuego por la fértil residencia del considerado por muchos uno de los más grandes genios de las letras del siglo veinte.

Por desgracia, casi siempre, como por norma, a la hora de hacer un acercamiento más fino, el aspecto de ese panorama que a primeras lucía tan atractivo cobra tintes harto más ingratos. De hecho, como para dejarse de rodeos, si a ese mismo turista que recorre extasiado las míticas calles de este supuesto foco de la poesía mundial le mostráramos una foto de una construcción absolutamente fuera de serie, una casa sin líneas rectas, de encendidos colores, que tiene velas y es llamada "La Nave Imaginaria", y le informáramos que está aquí mismo, a pocas cuadras de la hiper-concurrida casa de Neruda, éste abriría bien los ojos y nos reclamaría que por favor lo lleváramos a conocerla. Sin embargo, esos mismos ojos de turista ávido se verían repentinamente tiznados por una nube de desconcierto cuando le reveláramos que esa alucinante nave tiene... orden de demolición.

El tema es que la Nave Imaginaria nació hace algunos años y la construyó Rodrigo Parra, un isleño, oriundo, con estudios de diseño y arquitectura pero sin ningún premio Nobel de por medio. Rodrigo, el Capitán, primero construyó una "pequeña nave" en el mismo lugar donde se emplaza la Nave actual; una casa con botellas de colores en los muros y puertas de perfiles curvados. Luego, a los pocos años, tuvo el arrojo de seguir más allá de los márgenes de lo prudente los dictados que su desbordante imaginación le soplaba. Así, emergiendo mástiles y mascarones de proa, nació la fascinante Nave que hoy conocemos y que día a día recibe visitantes -tripulantes- de todas las latitudes. Toda una atracción turística de la zona, como la misma denuncia presentada en septiembre recién pasado ante Contraloría se da maña en reconocer.

Encantadora para la mayoría, insoportable para unos pocos, así luce hoy la Nave en Google Street

Ante las insistentes quejas de los vecinos, que alegaban por una vivienda que había crecido más allá de lo que estipula el reglamento, la alcaldesa de El Quisco Natalia Carrasco terminó en 2010 dictando la más brutal de las soluciones: la demolición de la Nave. La buena noticia es que desde ese entonces las hostilidades en su contra han ido poco a poco disminuyendo, en intensidad y en número, tanto así que, hoy, este último reclamo ante Contraloría lo suscribe solo... una vecina.

Cualquiera puede entender, incluso empatizar, con los eventuales contratiempos que se puedan alojar en el convivir con una construcción claramente "fuera de la norma". Lo que resulta mucho menos comprensible, incluso derechamente indignante, es que autoridades y parte de la comunidad local sigan considerando como una salida viable al conflicto la eliminación de la Nave. Como más de una vez su propio Capitán lo ha advertido, esta Nave, que tan firmemente anclada en tierra se ve, empujada por las odiosidades del entorno, tiene la particular facultad de reconectarse a la órbita de la fantasía y los sueños de donde nació y emprender vuelo...

El Capitán Parra y uno de sus más fieles tripulantes, Cristián Warken

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No vaya a ser contagioso querer ser feliz de aquella forma.
(Alberto Cortes)

wally dijo...

Hagamos algo para que la mediocridad no gane a la diversidad y la libre expresion sea el camino a la felicidad.
Abrazos
Waldo

Alien Carraz dijo...

La intolerancia es una expresión muy propia de la incultura, un sabotaje a la sensibilidad del arte, un atropello a la libertad de expresión, un burocratismo a la imaginación, un escupitajo a la creatividad.
Detrás de este acto de intolerancia se puede oler el humo cargante de la pretensión de estigmatizar la inventiva creadora y ponerle cortapisas con vista a un espectáculo nerudistoide a ultranza. Sin embargo, lo que más han conseguido ha sido hacer de Isla Negra un espacio comerciantinflero con la cultura del cuchuflí de máquina al que le ponen manjar sólo en las puntas.

Anónimo dijo...

Hago votos y mando mi mejor vibra para que los imbéciles no ganen la batalla. Que esta vez (sólo ésta) triunfe la imaginación.
Abrazo desde México
Julia

Eduardo Correa dijo...

Me parece una Gran Pena el saber que uno de los pocos lugares en el Litoral que ofrece la experiencia de usar la Imaginación en especial con los niños de Isla Negra y de El QUisco , que tiene una directa relación con el Lugar , Mar , Piratas, poesía etc....tiene orden de destrucción por una muy poco imaginativa comunidad , creo que se puede buscar otra solución a esto sin tener que hacer La Nave Imaginaria desaparecer . Tal vez los vecinos están incomodos al tener esta estructura al lado de sus propiedades , pero tambien tienen que pensar en que Isla Negra tiene vecinos al lado de la Casa de Neruda y esto tambien crea una conmoción mucho mayor y disturba la Paz de muchos m´s vecinos , pero no creo que tengan las agallas de pedir la demolición de La Casa de el Poeta , ya que con el respeto que se merece Don Pablo Neruda , el Poeta es como el Mickey Mouse de el Litoral y Isla Negra sin esto no seria absolutamente nada , porque no es ni siquiera una Isla , así es que el destruir algo que sobresale de las sombras del Ganador del Premio nobel , es una simple Barbaridad y una vez más muestra la poca cultura y apertura de mentes que tienen nuestros vecinos , triste , ya que el modelo de La Nave Imaginaria se podría transformar en el estilo propio de plazas y lugares de juegos publicos para los niños en vez de todos los juegos plasticos sin gracia ni rima al paisaje natural , cero aporte . Talvez la parada de buses en la calle principal de Isla Negra que tambien fue construida por los mismos constructores de la nave Imaginaria debe ser demolida porque no se ve como los horribles quiscos que venden utencilios chinos en frente , con cero relación al turismo o la cultura .
Espero que reconsideren la descición y se pueda salvar esta estructura que al que no la a visitado le recomiendo que vaya y tenga la experiencia mientras pueden ya que es realmente bella , y ojalá que pronto siga estando disponible para que toda la comunidad la disfrute y no que exista solo en nuestra imaginación .
Atentamente a Uds.
Eduardo Correa
Músico , Profesor y residente .