sábado, 25 de enero de 2020

Cofradía Náutica de Algarrobo, un Goliath que tambalea



Por Pablo Salinas

En julio del año pasado, se presentó una demanda por daño ambiental contra la Cofradía Náutica de Algarrobo. El hecho tiene una trascendencia, una épica, innegable. Para muchos, plasma la concreción de un anhelo largamente acariciado; para otros, el asunto no hace más que generarles un grado de incomodidad no menor. La Cofradía lleva ya más de 40 años instalada en la comuna y es natural que durante un lapso de tiempo así de prolongado se hayan establecido algunos vínculos fuertes entre la comunidad y esta corporación.

Además, algo que de tan evidente a veces parece perderse de vista, el caso Cofradía tiene un sesgo de "David contra Goliath", un componente de carga social indisimulable. La demanda ha sido muy dignamente patrocinada por el movimiento Rescate Pingüino y el Comité Ambiental, las dos agrupaciones ambientalistas más sólidas no solo de la comuna sino quizá también de toda la provincia, pero al frente se tiene a una institución que suma entre sus filas a varias de las mayores fortunas del país. La voluminosa respuesta que presentó la Cofradía a los pocos días de notificada la demanda dejó bien en claro cuán tonificado y nutrido estaba el músculo judicial de los acusados. Mientras entre las dos organizaciones locales habían tardado largos meses en ir recabando piezas y antecedentes para levantar la armazón legal, el equipo de abogados del club náutico respondía en forma abundante, coordinada y en tiempo récord. Dada la celeridad, se habría dicho que esa contestación la tenían escrita de antemano.

Pero tal como el gigatón Goliath, por más que el rival impresione por el porte, el tamaño y lo flamantes y variadas de sus armas, mirando más de cerca se percibe un ligero pero evidente temblor que parece recorrer toda su estatura. Algo no anda del todo bien. El gigante tiembla, el gigante suda...

Justo a escasos días de presentada la demanda, en agosto pasado, un pequeño visitante volvió a dejar bien en claro las debilidades del poderoso rival. Un solitario ejemplar de zorro culpeo era visto, incluso a plena luz del día, merodeando al interior del Islote Pájaro Niño, Santuario de la Naturaleza desde 1978 y que la colindante Cofradía tiene la obligación por decreto de proteger. Por más que los mismos funcionarios del club hayan colaborado directa y activamente en las maniobras de captura, el zorro logró transitar, entrar y salir del islote durante casi tres meses. Como saldo, decenas de aves devoradas, entre estas, un importante número de pingüinos de Humboldt. El zorro, que en su patrón genético tiene marcada la astucia y el oportunismo como factor de supervivencia, sorteaba cada noche sin mayor dificultad la reja de acceso al islote. Una vez dentro, sin ningún tipo de contrapeso natural como freno a su instinto, se daba un verdadero festín entre especies cuyas posibilidades de salir con vida enfrentadas a sus colmillos son iguales a cero.


Restos de un pingüino de Humboldt, devorado por el zorro, agosto 2019.

Lo más relevante, y que a las claras viene a sepultar el argumento de que la Cofradía se tomó en serio la grave denuncia de 2013 y que desde entonces ha tenido un desempeño responsable y cuidadoso con el vecino Santuario, es que desde el máximo organismo en el ámbito de la jurisdicción marítima de la zona, la Capitanía de Puerto de Algarrobo, se habían enviado ya tres oficios dirigidos al club náutico, fechados 2013, 2016 y 2017, señalando la urgente necesidad de reforzar el cierre de acceso al Islote, precisamente para evitar el ingreso de especies depredadoras.


El peso de las evidencias resulta ya lapidario. Tanto, que el camino de la solución ya no pertenece en exclusiva al discurso de los ambientalistas ni los vecinos más radicales, como no hasta hace mucho, sino que ahora entra en sectores antes vedados y alcanza un apoyo transversal. El mismo Osvaldo Urrutia, diputado UDI por el distrito 7 de San Antonio, lo sintetizó a cabalidad ante la Comisión de Defensa del Congreso en octubre pasado: "pediría la modificación de la zona de concesión de la Cofradía de manera de independizar la Isla y así preservar la especie en riesgo de extinción."

1 comentario:

Francisco G dijo...

Que la tiene difícil, la tiene harto difícil la Cofradia...