Votar o no votar

Hasta antes de la eliminación de la obligatoriedad del voto, Algarrobo tenía  un altísimo grado de responsabilidad cívica que se expresaba en el hecho que entre el 85 y 90% de los ciudadanos inscritos concurrían a sufragar. El último cambio, que hizo voluntario el voto,  pero con registro automático en base a la residencia de las personas, elevó  el padrón electoral de 7.329 a 10.793 (elección presidencial), es decir, agregó un neto de 3.464 nuevos electores (aprox. 50%). Lamentablemente esos nuevos electores no sufragaron, pues se mantuvo exactamente el mismo nivel de electores que se viene repitiendo desde hace una década. Es algo que ya he tratado en artículos anteriores, pero creo necesario insistir hoy.

¿Qué explicación podemos darle a esta situación? En mi opinión, se debe a personas que teniendo los requisitos para votar, no se habían inscrito por considerar que su participación en los comicios no les reportaba nada y no lo veían como un deber ciudadano. Su desinterés, indiferencia o apatía, creo que nace de una falta de “educación social” que se arrastra desde varias décadas, lo que lleva a las personas, fundamentalmente a las nuevas generaciones, a no tener una clara “conciencia ciudadana” que les induzca a asumir que vivir en sociedad no solo le da derechos y múltiples beneficios, sino también a tener obligaciones. Dentro de ellas, está el ser co-partícipe de las reglas bajo la cual se desenvuelve la sociedad en que cada uno vive y quienes viven dentro de ella, preocupándose de su desarrollo armónico, su ordenamiento y protección del bien común. No existe hasta este momento, tras miles de años de nuestra civilización, otro sistema que la democracia participativa y representatividad, en que todos somos iguales, un ciudadano es un voto. Quien no vota, renuncia a ese vital ejercicio y entrega su destino a la voluntad de otros. No tiene derecho, en consecuencia, a desaprobar lo obrado por quienes -el resto de la ciudadanía- le han conferido el poder y la confianza.

Espero haber aclarado una parte de lo que significa tener “conciencia cívica”. Es decir: votar, sufragar. Pero le falta otra parte fundamental. Debe ir acompañada necesariamente de otra obligación. Pues no basta con concurrir a las urnas y votar por cualquiera, por “tincada”, por el primero de la lista, o porque le gusta la foto de la propaganda o porque ha oído que es el ganador seguro y no le gusta perder sino estar siempre con el ganador (usual en el fútbol, cuando uno es pequeño y no quiere llegar los lunes como perdedor). Se necesita ser responsable, es decir, que el voto sea producto de una previa información y evaluación, pues su voto está participando en la sumatoria de los votos que elegirán a las autoridades y ellas, tal como lo expresé antes, deben ser las más idóneas para asumir tan importante función de conducir a la comunidad a su mejor destino. Las elecciones ciudadanas no son un mal necesario, no son un simple proceso periódico de votar por votar a ciegas, es un acto que implica educación, madurez, responsabilidad y conciencia de obrar correctamente.

Estamos a 15 meses de las elecciones en que elegiremos al próximo Alcalde y los 6 Concejales, que tendrán la responsabilidad de dirigir nuestra Comuna hasta el año 2020. Es decir, es ahora cuando debemos empezar a preocuparnos de evaluar el desempeño de las actuales autoridades, ver si Algarrobo se ha desarrollado, si va avanzando por el camino que lo saque del estancamiento, que esté abriendo horizontes a su juventud, que se observe un mejoramiento en la calidad de vida de los vecinos, que no sea la sola proliferación de grandes moles de cemento encerrados en condominios y la construcciones de sectores recreacionales de elite cerrados en plena playa, lo que indique el despegue y desarrollo. Que las fiestas de la Primavera y celebraciones sean en grande, que los clubes y organizaciones sociales reciben buenas asignaciones. La mejor vida de la Comuna no está en función de ello. No se trata de volver al pasado imperio romano de “Pan y Circo”, locución latina de uso actual que describe la práctica de un gobierno que, para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas.

Es posible que un importante sector esté satisfecho, feliz y deseoso de seguir en esa dirección, pero le pido que se den un pequeño tiempo para pensar en el futuro y revisar en conciencia cuáles han de ser las características o el perfil que deberán tener nuestras próximas autoridades comunales hasta el año 2020. Desde ya, no creo que sea una base sustentable apoyarse en la filiación político-partidista de los candidatos, pues para resolver la problemática local, no necesitamos recurrir a las ideologías y principios de los partidos, las que siendo muy necesarias a nivel regional y del país (Parlamento y Presidencia), no tienen relevancia práctica para Algarrobo. Como tampoco, que sean buenos vecinos sin importar sus capacidades y preparación. Algarrobo necesita un gobierno comunal con visión de futuro que, precisando la identidad de la Comuna (Ciudad, Sector Rural y Balneario) y considerando sus recursos, dirija su marcha a un desarrollo que reporte beneficio equitativo a toda su población.

Invito, por tanto, a revisar en nuestras familias, en nuestro barrio, entre amistades y compañeros de trabajo, indagar quiénes han votado en las últimas elecciones y si no lo han hecho, motivarlos a hacerlo por el bien de Algarrobo. En forma especial, preocuparnos que la juventud se informe y participe, pues el futuro está en sus manos. Hagamos saber que estas elecciones del próximo año, tenemos que aumentar fuertemente el nivel de electores debidamente informados y no volver a elegir a nuestras autoridades con tal solo el 60% de los electores.

Procuremos minimizar la actitud pesimista de los que no votan por creer que su voto no vale para los cambios que cree necesarios y, por tanto, estime que todo seguirá igual. Es un desafío convencer a esos familiares, hijos y vecinos a que no renuncien a ejercer ese poder que hoy tienen (y que costó un gran esfuerzo ciudadano recobrarlo). Deben ser fieles a lo que ven, experimentan, observan y creen. El gran pensador y político indio Mahatma Gandhi, que condujo a la India a la independencia del Imperio Británico por la vía de la no violencia, 70 años atrás decía sabiamente: “Una persona usualmente se convierte en aquello que él cree que es. Si yo sigo diciéndome a mí mismo que no puedo hacer algo, es posible que yo termine siendo incapaz de hacerlo. Por el contrario, si yo tengo la creencia que sí puedo hacerlo, con seguridad yo adquiriré la capacidad de realizarlo aunque no la haya tenido al principio”.  

Algarrobino, tu voto no sólo afectará a tu vida, sino a la vida de los demás. Algarrobo somos todos y es de todos. No lo olvides. ¿Cómo en nuestra Comuna no existirán vecinos capaces de asumir este gran desafío, para no seguir en lo mismo? 

Patricio Gómez Bahamonde