miércoles, 7 de enero de 2015

La educación en nuestro litoral (I)



Proyectos pedagógicos: un aporte a la labor docente

Terminó otro año más, pero aún queda en el aire la confusión de qué vendrá en materia educativa. Sin duda, el futuro educacional se presenta cubierto por un velo de misterio, de cambios que vendrán o no vendrán: para algunos la concreción de un sueño, para otros la destrucción de un modelo que está bien porque da seguridad, y para otros más, la incertidumbre total.  Y en este devenir nos preguntamos: ¿cómo estamos viviendo el proceso de formación educativa en este litoral?  Para dar respuesta a esta interrogante queremos compartir con ustedes dos experiencias pedagógicas que hemos realizado un equipo de docentes -de enseñanza media- durante estos últimos años en el Liceo Clara Solovera, comuna de El Quisco.

Para comenzar, es importante señalar que nuestras acciones educativas y pedagógicas han estado orientadas a generar espacios de encuentro entre el mundo adulto y esta nueva generación de jóvenes del litoral central, todo esto con la finalidad de promover en ellos el interés y una actitud favorable al mundo, como también de apertura, conciencia y sensibilidad ante sus sentimientos y los de otros. Por esto, las acciones que relataremos fueron generadas por jóvenes, en lenguaje y lógica  juvenil, y con profundo sentido para ellos, para nosotros, para todos.


Buscando puntos de encuentro- en este diálogo entre generaciones- surgió el formato de Proyectos Multinivel e Interdisciplinarios o Multidisciplinarios. Estos proyectos pedagógicos son muy bien valorados por estudiantes y por la comunidad educativa en general esencialmente porque surgen de la propia motivación (necesidad, curiosidad, inquietud) de los estudiantes. Son ellos quienes proponen, sugieren, motivan, planifican, organizan y ejecutan. El aprendizaje, entonces, es significativo porque es real.  Moviliza a grupos humanos, los involucra, son parte clave del proceso, y el resultado es lo que ellos son capaces de generar. Cuando un joven deja de ser “alumno” y ejerce un rol de “estudiante” llena de sentido el momento que vive, disfruta, siente, enfrenta, supera y siempre “gana”. Por esto, un proyecto pedagógico romper las barreras o estructura de clase, de grupo curso, de asignatura, transforma la realidad y la llena de sentido, coherencia y lógica. Más maravilloso aún es que cada uno (docentes, estudiantes y familia) en su particular diferencia va disfrutando su propia realidad, no hay competencias sino desafíos -pero no los impuestos por otros sino que los propios-, cada uno conoce sus fortalezas y debilidades y descubre cómo superarlas, cómo sacarles provecho, cómo transformarlas en una cualidad. Entonces, hay espacio para todos los estilos de aprendizaje, de vida, de orden y más. 

Bajo esta modalidad se ejecutó  la tercera versión del “Congreso Estudiantil” que en esta oportunidad se abocó a la siguiente pregunta: ¿Moldeados por la sociedad?”.  El proyecto convocó a estudiantes de 1er año medio como organizadores del evento quienes aplicaron todo su conocimiento en apoyar logísticamente en cada aspecto requerido para este formato académico; los estudiantes de 2° medio fueron los expositores invitados a compartir sus investigaciones y reflexiones sobre diversos temas propuestos por ellos (sexualidad, política, deportes, cultura, drogas, etc.); los estudiantes de 3° medio desarrollaron estrategias de difusión para dar a conocer las mesas y los temas a tratar ante la comunidad escolar y estudiantes invitados de otras escuelas; y los estudiantes de 4° medio cubrieron el evento tal como periodistas recogen y difunden información importante para su comunidad. Durante un mes los estudiantes se prepararon en cada uno de sus roles y en septiembre se ejecutó durante toda una mañana en las dependencias del Liceo; finalmente, las ponencias se publicaron en la “Revista Cultural” que recoge las monografías presentadas por los estudiantes y fue entregada a los visitantes de la Muestra Pedagógica Anual que se realiza en el aniversario del liceo.


Otro proyecto ejecutado -en su segunda versión- es “El viaje poético”, actividad que involucra a los estudiantes del plan electivo humanista y a las asignaturas que lo incorporan: filosofía, lenguaje e historia, además de la asignatura de artes y tecnología.  En este proyecto los estudiantes realizan una travesía por lugares, zonas y casas del litoral central (playa, mar, campo, ciudad) con la intención de valorar y disfrutar de espacios donde puedan sentirse, encontrarse y reencontrarse con su ser interior; donde puedan percibir el mágico entorno: la naturaleza con toda su fuerza y misterio; donde el mirarse a los ojos se haga sin miedo, sin diferencias, con respeto y con transparencia.  Este proyecto es una instancia para que cada uno de ellos busque un lenguaje propio, auténtico; donde exploren la palabra, la imagen, el dibujo, la música, la poesía.  Por otra parte, es un proyecto que pretende llegar a la comunidad y dialogar con ella, ya que estas experiencias quedan escritas, dibujadas, fotografiadas e impresas en un libro que recoge toda la producción de estos jóvenes estudiantes y que es el resultado del diálogo con la comunidad y con otras instituciones culturales y artísticas de la comuna, como lo fue en este caso al apoyo recibido por la Casa Museo de Isla Negra.

Las evaluaciones de estos proyectos -realizadas tanto por estudiantes como por el equipo docente y directivo del liceo- dan como resultado una valoración positiva, ya que en los estudiantes se aprecia motivación, compromiso, responsabilidad y –por sobre todo- la gran capacidad que tienen para involucrarse en sus aprendizajes, para comunicarlos y para superarse.  Para nosotros (docentes ejecutores) la clave de este “éxito” es que los estudiantes saben de antemano que lo que digan y hagan será comunicado a otros, en situaciones comunicativas reales: alguien los leerá, los escuchará, los verá. Así ellos toman conciencia y valoran esta forma de construir realidad, de influir en otros, de pensar críticamente, de expresar su realidad; en estos proyectos “viven” su voz, porque su voz y lo que tengan que decir no es para una nota, no es para cumplir o complacer a un profesor, no es para rendir, no es para demostrar, sino que se transforma en una herramienta de creación y transformación personal, social y comunitaria.

Los docentes, frente a este nuevo rol, sin duda que somos facilitadores, y no hay más.  Los cambios que se avecinan pueden aportar a la tan necesaria transformación en el proceso educativo pero quizás lo más relevante  sea derribar las resistencias de los adultos (ciudadanos y sus representantes), de las instituciones (educativas y administrativas)  y de aquellas estructuras herméticas y cerradas donde el discurso es elocuente pero otra cosa es cómo -efectivamente- estos cambios se transforman en realidad. Por lo pronto, dejamos aquí nuestras experiencias pedagógicas como un aporte a la generación de ideas para contribuir con el proceso educativo de los jóvenes del litoral central.

Ma. Loreto Álvarez Villalón
Docente Lenguaje y Comunicación


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