Desde hace alrededor de 15 años, las playas de Algarrobo experimentan problemas que no han sido resueltos. Cuando digo problemas, no sólo aludo a lo evidente sino también a lo subyacente, y es de lo subyacente de lo que trata esta columna.
La gran mayoría de quienes conocen Algarrobo,
saben que las playas del sector “Los Tubos” están haciéndose cada vez más
chicas y están invadidas por lo que se ha denominado coloquialmente “sopa
verde”. Que las playas estén angostándose es producto de un proceso de erosión
costera, y que las playas estén invadidas por la “sopa verde” es causado por un
florecimiento masivo de macroalgas del género Ulva.
Ambos fenómenos, es decir, la erosión costera y
el florecimiento de Ulva, posiblemente
están correlacionados y actúan de manera sinérgica, generando un gran malestar
social y problemas ecológicos. Playas que otrora eran el orgullo de Algarrobo,
hoy son casi imposibles de visitar porque ya no queda espacio entre el mar y lo
que no está cubierto de algas pútridas.
Las pérdidas económicas asociadas a la merma de
turistas en estas playas no han sido cuantificadas, pero es esperable que la
comuna de Algarrobo esté perdiendo significativas cantidades de dinero por
tener las playas en dichas condiciones. Los locatarios de quioscos y almacenes bien
lo saben; los vecinos del sector están preocupados porque sus casas pierden plusvalía;
la Municipalidad invierte aproximadamente 30 millones de pesos por año, sólo en
concepto de limpieza de algas.
Como biólogo marino he estudiado en profundidad
las causas biológicas, químicas y físicas de ambos fenómenos y podría hablarles
extensamente de éstas. Sin embargo, quiero develar que la problemática en las
playas de Algarrobo no se deriva exclusivamente de un problema
físico-biológico, enmarcado dentro del contexto de las ciencias naturales. La
problemática de la erosión costera e invasión de algas verdes es también un
problema social, político, económico y sobre todo de gobernanza. Creo que hasta
ahora no ha existido un liderazgo que esté a la altura para enfrentar el
desafío de devolverle a Algarrobo las playas que se merece.
Cuestiono este liderazgo porque veo con
impotencia que la Municipalidad gasta importantes montos de dinero en
soluciones “parche”, que no atacan la causa
de raíz de los problemas, sino únicamente los efectos de las algas verdes y la erosión costera. En este punto hay
dos elementos, siendo el primero el gasto ineficiente de recursos, y el segundo, los
daños imprevistos de las acciones de mitigación.
Primero, y para ser más específico, la
Municipalidad gasta al menos desde el año 2011 cerca de 30 millones anuales en
la limpieza de algas, y este año 2019 se planea invertir 52 millones en la
remoción manual de las algas. Por supuesto, estas inversiones no garantizan
en ningún caso que Ulva sea
erradicada, y el tiempo de permanencia de esta problemática así lo ha
confirmado. Este género de algas tiene estrategias agresivas de reproducción y
ciclos de vida complejos (Wang et al.,
2015), con esporas que pueden quedar suspendidas en la columna de agua por
semanas, independiente si se remueve el alga del sustrato. Es decir, más allá
de limpiar el fondo marino, rocas y columna de agua, yo no veo en esta acción
más que un análogo de desmalezar en tierra. Esta impresión no es sólo mía, sino
compartida por la comunidad de científica que estudia el florecimiento de este
tipo de algas (Wang et al.,
2015).
Por otro lado, respecto al problema de la
erosión costera, el Municipio ha realizado inversiones aún más suntuosas y
también cuestionables. Debido a que la playa del sector “Los Tubos” se ha
erosionado considerablemente, el año 2013 se invirtieron 160 millones en
proteger la Caleta de Pescadores ubicada en dicha playa. El muro, además de ser
estéticamente indeseable (pueden coincidir o no), más temprano que tarde
terminará cayéndose porque el “backwash” erosiona sus cimientos. El “backwash”
es el efecto que tiene la energía de la ola cuando rebota en el muro y erosiona
las bases mismas del muro (Alexandrakis et
al., 2015).
Segundo, no hacer un adecuado análisis de las causas de raíz de un problema, puede
agudizarlos. Permítanme desviarme por un momento para ejemplificar el punto. Durante
la Edad Media, la peste negra mató a más de 50 millones de personas en Europa (WHO, 2017). La peste negra fue causada por una bacteria (Yersinia pestis), que infecta el tracto
digestivo de pulgas; las pulgas a su vez son parásitos de diversos mamíferos, incluyendo
el ser humano. Es ampliamente aceptado que la peste negra fue transmitida por ratas, que fueron un vector ideal para la infección. Como en el siglo
XIV los conocimientos sobre bacteriología eran casi nulos y las supersticiones
abundantes, gran parte de la población culpó a los gatos, en ese tiempo asociados
con Satanás, de traer la peste para castigar a la humanidad. Una vez diezmada
la población de gatos, adivinen qué paso con la población de ratas…
Ahora bien, volvamos a Algarrobo. Para mitigar
los efectos de la plaga de algas verdes, la Municipalidad decidió limpiar las
playas con maquinaria; al cabo de un tiempo se dieron cuenta que esta acción
retiraba también grandes cantidades de arena, lo cual agudizó el problema de la
erosión costera: el remedio fue peor que la enfermedad. Esta situación es
análoga a lo que significó matar gatos en la Edad Media y en cómo esto fomentó
la propagación de la peste negra. Esto es un recordatorio de que antes de
ejecutar planes de mitigación sobre los
efectos de un problema, es necesario identificar de manera adecuada sus causas de raíz.
¿Por
qué es malo que la Municipalidad haya extraído arena de la playa, produciendo
más erosión costera?
Primero, porque deja más sustrato rocoso
disponible (i.e. descubierto de arena) para la colonización del alga que se
pretende erradicar. Segundo, remueve la protección natural que provee la playa,
dejando expuesto los cimientos de la muralla de contención que cayó en 2017 y
costó 396 millones. Tercero, reduce el ancho de la playa donde residentes y
turistas van a veranear, generando pérdidas económicas asociadas al turismo.
Equivocarse es humano. Si los párrafos anteriores revelan los errores de gestión,
quisiera aclarar que la intención no es juzgar por esto a la Municipalidad, ni
menos a alguna administración en particular. La Municipalidad ya tiene otras
tareas importantes de las cuales hacerse cargo y tampoco se espera que tenga la
capacidad para solucionar todo tipo de problemas, ninguna institución tiene
facultades omnipotentes. Sin embargo, lo que sí me parece grave, es que no se
ha tenido la valentía de reconocer que el problema le queda simplemente grande.
Cuando uno no sabe algo, pregunta.
Veo, sin embargo, que han pasado alrededor de 15
años con este problema y las decisiones de cómo afrontarlo parecen seguir
tomándose a puertas cerradas. No he visto que exista la voluntad de exponer la
problemática en foros públicos y/o técnicos donde podrían plantearse soluciones.
Las razones de por qué no se expone esta situación, las desconozco.
¿Qué haría yo? Por lo pronto, en vez de
malgastar 52 millones en mitigar los efectos
de las algas, invertiría ese dinero en estudios que den evidencia de las causas de raíz de este problema.
Una de las hipótesis más comunes que se manejan
respecto al florecimiento Ulva
es la presencia de un fenómeno conocido como eutrofización, que hace referencia
a un exceso de nutrientes en el agua. Este exceso de nutrientes permite que las
algas se reproduzcan y crezcan en grandes cantidades como las observadas en
Algarrobo.
Con 52 millones se pueden financiar estudios
que permitan 1) identificar si existe alguna entidad que esté descargando
exceso de nutrientes a la bahía; 2) estimar las pérdidas económicas causadas
por la merma en turismo. Ambos estudios que les menciono son estratégicos, es
decir, sirven a un plan mayor. Para dar solución a los problemas de erosión
costera y el florecimiento de algas verdes en Algarrobo, es necesario tener un
plan. En Algarrobo no se ha hecho nada de este tipo, no se ha hecho ningún
esfuerzo que vaya más allá de la solución parche.
¿Qué más haría? Me organizaría. Muchas veces
las soluciones a problemas complejos no vienen “desde arriba” y tienen que ser
gestionadas desde la comunidad. La sociedad civil y las ONG pueden cumplir un
rol en este punto. Creo que varias organizaciones en Algarrobo están dando
buenos pasos en esta dirección. Presionen y no permitan que se gasten dineros
públicos en acciones que no son conducentes a solucionar el problema.
Por último, quisiera decirles que sí existen
soluciones a las causas de raíz de la
erosión y el florecimiento algal, de las cuales no he hablado en esta columna. Estas
soluciones pueden ser propuestas en una instancia que así lo amerite, pero para
ello la Municipalidad tiene que estar abierta y dispuesta a pedir ayuda. Quizá
este sea el desafío más importante y uno de los escollos más difíciles de
superar. Para ejercer un liderazgo fuerte y sano, los líderes deben saber reconocer
cuando se equivocan y cuando pedir ayuda. 15 años es un largo tiempo, pero más
vale tarde que nunca.
Rodrigo Zilleruelo E.
Biólogo Marino PUC, Máster en Ecological Economics de la Universidad de Edimburgo, UK
3 comentarios:
Un eventual problema puede ser la union del islote Los Pinguinos con el continente, lo que impedido la circulacion del agua de mar y sus corrientes naturales que alejarian aguas residuales contaminantes.
Este es un tema que es necesario comprobar, pues este fenomeno de las algas ulva coincide con la union mencionada.
Don Santiago eso no lo mencionan siquiera siendo algo muy importante de hecho la eutrofización que menciona este señor, puede verse favorecida y aumentada por la unión de la isla con la costa, pero debe ser por los vínculos y convenios que la PUC tiene con la Cofradía.
El problema es la contaminacion por los residuos fecales que alimentan esta alga
Publicar un comentario