Casi sin quererlo, Jean Jacques Pierre-Paul se ha convertido
en el portavoz de los migrantes en Chile. Nacido en Jacmel, ciudad distante 90
kilómetros de la capital haitiana Puerto Príncipe, en 2018 cumplirá 9 años de
residencia en Chile. Se formó como médico en Cuba y en nuestro país tuvo que revalidar sus estudios para
poder ejercer. Hoy, reparte sus jornadas laborales entre Santiago, Llo-Lleo y
Las Cruces, donde hace cuatro años compró una casa. Ahí vive actualmente junto
a su mujer y sus dos hijos. Pero mucho antes de convertirse en médico, Jean
Jacques ya escribía versos, a una edad escolar, siendo adolescente. A la fecha ya ha
publicado cinco libros de poesía, los que este año serán reeditados, en edición
bilingüe (francés/castellano). Tras la muerte en trágicas circunstancias de su
compatriota Joane Florvil el invierno pasado, escribió un poema en su memoria
que pronto alcanzó gran difusión en las redes y los medios. De pronto, la voz
de este médico de aspecto amable afincado en el litoral central se transformó
una de las más respetadas y atendidas en lo que a migración se refiere. Hace
pocos días, publicó una nota en Facebook, una especie de carta abierta, donde
invita a reflexionar sobre este candente fenómeno social; nuevamente las redes
se encendieron, con voces de apoyo y rechazo.
Jean-Jacques, el año
pasado un poema tuyo dedicado a tu compatriota Joane Florvil alcanzó una fuerte
repercusión en las redes sociales y en los medios. Hace pocos días, publicaste
una nota en Facebook sobre el candente tema de la migración en Chile en la que
abordas aspectos de manera bien frontal. ¿Qué te ha impulsado a hacerlo?
Me di cuenta que tanto a nivel del estado, familiar, social,
de las redes, el tema de la migración es un tema que merece un debate, nadie
puede decir que no está pasando nada en Chile. Porque en Chile cada vez que algún
personaje conocido dice algo, cualquier cosa, al otro día la mayoría lo
reproduce, pero sin reflexión.
El debate es
indispensable, pero hasta ahora no se da…
No hay debate serio. La mayoría de la gente solo reproduce.
Pueden ser mensajes que inciten al odio. Y los que reproducen a veces tienen
dos objetivos: apoyar de forma cobarde, decir “él lo dijo, yo no fui”, o decir
“mira lo que dijo fulano”, pero sin condenarlo. Entonces estas prácticas
empiezan a reproducir algo con contenido odioso sin reflexionar. Además, veo
que en todo esto hay tres cosas, todas en común: contenido odioso, prejuicios y
estereotipos. Empecé a ver que muchos amigos chilenos empezaron a reproducir
tonterías así, pero según ellos lo hacían para condenar una crisis, pero no
puedes hacerlo solo compartiendo algo que alguien dice contra un grupo.
Entonces tuve que empezar a encarar a muchos a quienes les tengo mucho cariño,
decirles “no, no, no, esto tiene insultos, que incitan al odio.” En Francia, un
contenido que incita al odio es condenado por ley, allá no se puede hacer eso,
si estás en contra de algo, das argumentos. Llegó un momento en que me sentí aburrido,
me dije “qué está pasando que mis amigos caen en esto, algo está mal acá.”
Después de una discusión con un amigo, en Santiago, me puse a escribir y
publiqué rápidamente, y empezaron a sumarse los comentarios. Contribuir a
repensar el debate, eso es lo que me interesa. Pero la mayoría lee pero no
entiende; yo lo sabía, de hecho yo en el texto digo que la mayoría no va a
entender, y eso no lo digo por Chile, lo mismo pasa en Argentina, Perú, en
todos los países.
¿Por qué crees tú que
cuesta tanto que el ciudadano común sintonice, entienda a cabalidad este tipo
de cuestiones?
Tengo una teoría. Hay ciertas cosas que para entenderlas hay
que salir del subconsciente, hay que usar la conciencia. La conciencia es
confrontación de ideas; la subconsciencia, reproducción. Y la gente no sale de
la zona de confort; en todo lo que le hace pensar, no se mete. Por eso no
entiende, porque eso exige un esfuerzo mental.
Hagamos un debate, hablemos del problema de los migrantes,
no hablemos de problemas de colores, de haitianos, colombianos. ¿Por qué hay
haitianos durmiendo en la calle? ¿Por qué hay venezolanos, peruanos durmiendo
bajo un puente, desde mucho antes que nosotros? Ese es el debate: ver en qué
condiciones llegan y viven los migrantes. Ese es el debate que tiene que hacer
Chile. ¿No puedo ofrecer nada a los haitianos? ¿Qué hago con ellos? ¿Puedo
ofrecerles lo que buscan?
Llevas viviendo en
Chile casi nueve años. ¿Percibes algún cambio en todo este tiempo en el trato
hacia el migrante?
Esto no ha cambiado. Esto ha empeorado. Y empeoró porque el
fluyo es mayor, entonces la migración se hace más visible. Y además en Chile
funcionamos sobre la moda. Sabes que cuando en Chile hablamos de fútbol, todos
hablamos de fútbol, hace poco todos estábamos preocupados de las elecciones, y
así. Revisa Facebook, redes, conversaciones. Ahora es migración. Después va a
ser otra cosa. Esto empeoró. Porque acuérdate que en la sociedad chilena, al
igual que en todas las de nuestro continente, la base de su fundación es
explotación del hombre por el hombre, racismo, es la misma base, la misma base
problemática. Igual a Argentina, por ejemplo. Esto no cambia, por eso no es
difícil entender. Alguien me escribió invitándome a conocer mejor al chileno
porque, según él, es difícil conocer al chileno. No, no es difícil conocer al
chileno porque el chileno tiene una base común al peruano, argentino, a todos.
Porque, ¿cómo se fundó Perú? ¿Cómo se fundó Chile? Es prácticamente lo mismo.
Todos tenemos un punto en común, que es un trauma, histórico, y este trauma
tenemos la tendencia a reproducirlo, a desplazarlo, muy pocos en la sociedad
tenemos el valor de enfrentarlo y superarlo. Preferimos desplazar este trauma
histórico a otro. Entonces te vas a dar cuenta que se trata de oprimidos que
oprimen a oprimidos. Si miras bien, hay más oprimidos oprimiendo a oprimidos en
Chile, que opresores oprimiendo a oprimidos. Estamos más ante una pelea de
oprimidos. El opresor está feliz, mirando, la pelea entre los oprimidos. Conozco
el caso de un tipo casi de mi color, chileno, que publicó en Facebook que le
daba asco porque había visto a un negro con una chilena. Eso es lo que yo llamo
oprimido que oprime. Estoy seguro que a él toda la vida lo han discriminado.
Toda la vida ha sufrido malos tratos por su color.
Algunos creen que uno es traidor por reconocer las fallas de
donde está viviendo. Llegan hasta eso porque el fanático, acuérdate, el
fanatismo es una zona de confort.
Además hace 20 años
atrás en Chile casi no se veía gente de raza negra. Esto es algo muy reciente.
Hasta hace unos cinco años atrás, el chileno discriminaba más que nada a la
persona con ascendencia indígena.
Pero te das cuenta que ese chileno que sufría porque tenía
un tono de piel más oscuro, que en ese tiempo era el “negrito”, ahora está
reproduciendo eso hacia el “más negrito”. Y la gente no quiere admitirlo. Si no
lo admitimos, no podemos hacer nada.
Yo llegué, me costó, sí, pero tenía una esperanza porque yo
hablaba español, no tanto como ahora pero hablaba, no necesité nunca traductor,
todo lo hacía solo, y pude salir adelante, revalidé mi título, yo tenía un
futuro más real que muchos inmigrantes. Lo que logré yo acá, creo que muchos
migrantes no lo van a poder lograr. Cuando llega un migrante a Chile, no me
importa cómo llega, si de turista o lo que sea, nunca voy a cuestionar la
llegada de alguien a un lugar, un ser humano tiene derecho a movilizarse. Lo
que me preocupa son las condiciones de llegada y de vida. Eso sí tenemos que
tener el valor de cuestionarlo, porque si llega un migrante a Chile y una
semana después está durmiendo en la calle, algo está mal. Eso es lo que tenemos
que debatir. Pero a la gente no le importa. “Es que llegan como turista y
después no son turistas”. Es que no entienden que la ley me permite llegar a
Chile como turista, la ley me dice que después de tres meses si quiero quedarme
cambio mi visa, eso es legal, no estoy engañando a nadie. Si llego como turista
después de tres meses paso a ser residente.
Antes podías encontrar a alguien, un taxista, qué sé yo, con
ganas de ayudar, pero ya no. Está de moda el engaño. Porque ellos dicen: “ah,
quitarle la plata no es nada porque al final son ellos los que vienen a
quitarnos”. Esto hace que quien engaña ahora no se va a arrepentir, porque ya
se ha fijado tanto en la mente que les hemos quitado tanto. Robarle unos
dólares a un haitiano que llega es justicia.
Hasta acá hemos
hablado del ciudadano de la calle, del ciudadano común. Pero, ¿qué pasa con las
autoridades en esto? ¿Existe voluntad por parte de las autoridades de mejorar
la realidad de la migración en Chile?
No. Cero voluntad. Algunos me dicen: ”tú tienes ideas de
izquierda”. No sé qué es tener ideas de izquierda, porque si tú hablas ideas de
justicia, condenas la represión, parece que ningún ser humano puede pedir una
sociedad justa sin ser de izquierda. Si eso es ser de izquierda, yo feliz voy a ser
de izquierda. La izquierda chilena nos ha traicionado. Bachelet pudo llegar a
ser uno de los mejores presidentes de Chile si no hubiera fallado en dos cosas.
Podrían ser tres, con la educación, que es algo muy complejo, además ahí al
menos lo intentó. Hay dos cosas donde ni siquiera lo intentó. Primero, la
migración. Bachelet, cero por corregir los problemas de la migración, cero, yo
no sé si fue intencional o por no poder. Segundo, la corrupción.
Igual Jean-Jacques
hay una contradicción, no sé cómo lo percibes tú, porque Chile hace diez, doce
años atrás integró de manera más o menos llamativa la misión de paz de los
cascos azules de la ONU en Haití. Los medios destacaban esa intervención como
un asunto muy meritorio…
Espectacular. Que aumentaba el orgullo y la autoestima del
chileno. El internacionalismo chileno llegó con esto. Y después pasa de
internacionalismo a anti-migración. Esa es la contradicción. Era el otro
ayudando al pobre, esa es la concepción que tienen. Ahora que el pobre llega al
otro, entonces ah no, ya no. Sabes, hay una cosa que muchos no entienden.
¿Desde cuándo los haitianos se empiezan a dar cuenta que Chile era una tierra
de oportunidades? Chile me
regaló oportunidades, de eso voy a estar agradecido siempre. Pero, ¿cómo
empezaron a llegar los haitianos a Chile? Fueron los militares chilenos que hicieron
descubrir a los haitianos que Chile era una tierra de oportunidades. Eso no es
nada al azar y nadie quiere asumirlo. Los primeros migrantes que llegaron lo
hicieron incluso acompañados de un militar. Al principio el militar ¿qué hacía?
Adoptaba un niño y eso. Y todo este show hablaba bien de Chile, ¿me entiendes?
De un Chile solidario. Pero en estos últimos cinco años Chile ha cambiado,
parece que ha llegado a ser otro país.
¿Por qué?
Porque ese Chile que sí era solidario, ahora parece que hay
tanto odio. Digo: “qué onda”. ¿Tengo que estar odiando a alguien porque no
estoy de acuerdo con lo que dice? Bueno, eso es también lo que nos han ido
enseñando con la división de Chile en izquierda y derecha. Pero tampoco quiero
convertirme en un defensor de los migrantes, independiente quiénes son y qué es
lo que hagan. También hay haitianos ladrones, estafadores y todo eso. Yo defiendo
el derecho a buscar una oportunidad, yo defiendo la dignidad; me gustaría que
mis compatriotas lleguen a una mejor condición. Nadie viene a Chile a dormir en
la calle, si pasa eso es que hemos fracasado.
2 comentarios:
He leído recién esta entrevista al señor y doctor Jean Jacques Pierre-Paul, quien según ese artículo, se ha convertido en el portavoz de los migrantes en Chile. Extraño que viviendo en el litoral, es primera vez que me entero de su existencia y más aún, que es el portavoz de los migrantes y en especial de los haitianos.
Y digo que es extraño, puesto que desde fines de Julio de 2017, fecha en que se inició una importante obra de construcción en El Quisco, obra que se ha mantenido prácticamente con un poco más de 80% de trabajadores haitianos, con los cuales se ha ido generando una gran familia laboral y donde, sin temor a equivocarme, se ha logrado una estrecha comunión entre chilenos y haitianos.
Es más, los hemos ido formando como profesionales de obra en los distintos aspectos que implica una construcción.
Veo en esta entrevista que el señor Pierre-Paul muestra, sin darse cuenta, una especie de racismo innato en él. DE partida su planteamiento de que tuvo que trabajar y estudiar para convalidar su título de médico en Chile, ello no es por motivos raciales, sino que a todos los profesionales de la salud extanjeros son sometidos a similar proceso.
Señala que se ven haitianos durmiendo en las calles. Eso no lo he visto ni en El Quisco ni en Algarrobo. Y esto lo señala como algo frecuente. ¿Podría indicar en que parte de Chile sucede eso?
El tema creo no son los haitianos ni ningún extranjero en particular, sino las condiciones imperantes en Chile en el campo laboral, donde hay una gran cesantía sombra o encubierta, puesto que si alguien en el mes trabajó un día, no se considera cesante. De ahí que surgen muchos trabajos puntuales y de poca estabilidad. Si a esto le sumamos que repentinamente llegan extranjeros a ofrecer sus servicios para las mismas actividades, se produce un efecto rechazo, máxime cuando muchos de esos extranjeros no saben no conocen el trabajo que van a desempeñar. Pero esto no es racismo y menos rechazo a los extranjeros.
El tema va por la oferta y la demanda de mano de obra. Creo que al menos en el litoral, va a ser cada vez más difícil que los extranjeros encuentren trabajo pues la demanda está satisfecha.
Finalmente, y para no explayarme demasiado, está la barrera del idioma. Ellos no hablan la mayoría el francés, sino que el creole. Eso dificulta la comunicación con los chilenos. Yo entiendo bien el francés y trato de hablarles en francés, pero ellos no hacen el más mínimo esfuerzo en tratar de aprender "chileno" y llevamos más de 7 meses y aún no pronuncian o no se saben los nombres de las herramientas que usan a diario y que son elementales: Pala, extensión, carretilla, martillo, clavos, etc... Para qué decir algo más complicado relacionado también con la construcción.
Con todo respeto, estimo que para ser portavoz de migrantes, se debe conocer muy bien la realidad, hecho que creo no es así en el caso del señor Pierre-Paul.
He tenido la oportunidad de viajar a Santo Domingo, Haití y Jamaica, aunque en la parte turística, pero como me gusta el tema, me mezclaba con los locales y podía apreciar que incluso entre ellos hay diferencias y para que decir entre hombres y mujeres, siendo éstas las que muestran una gran responsabilidad en su actuar.
Espero que mi opinión sea debidamente analizada y con altura de miras.
Atentamente,
Santiago Pérez Pacheco
Buenos señor Santiago, la expresión " la expresión portavoz de los inmigrantes " lo dijo el diario, no el entrevistado. Al explicación sobre eso la tiene quedar el diario. Lo otro que pidió aclarar udesd el tema de inmigrantes durmiendo en la calle. En provincia tampoco ne he visto eso. Pero en Santiago si hay. Eso no es porque ellos quieren dormir en la calle. Hay casos muy ejemplares que conocemos en Santiago. Llega el inmigrantes que habla español, con el sueño de poder encontrar un trabajo y ayudar a su familia. Sube a un taxi y en cuestión de minutos le quitan todo el dinero,los documentos la maleta. Que cree que le va a pasar a este inmigrante? Termina sin poder retomar contacto con los suyos y termina durmiendo en un plaza pública. De este ejemplo hay muchos. Eso duele saberlo pero es cierto que hay muchos inmigrantes en Santiago de muchaa nacionalidades que no encuentran trabajo y no pueden pagar un arriendo. Otros arriendan y semanas después el arrendador les quita todo ylos echa a la calle. Santiago es otro mundo. Lo que vivimos en la provincia de San Antonio no es siempre lo que se vive en Santiago. Si tiene contacto en Santiago, pide que investiga y verá que allá pasan cosas atroces a los inmigrantes.
En la entrevista el señor no ha muestra señal de ser racista. Eso es una mala interpretación suya. El dio su interpretación de como las sociedades sudamericanas fueron víctimas de racismo históricamente. No se entiende su conclusión al respecto.
El señor es un ciudadano común que da su opinión sobre unos temas. Como es escritor su voz tiende a ser escuchado más rápidamente.
Un saludo fraterno.
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