viernes, 30 de agosto de 2019

Extraordinario reportaje nos conecta con el Algarrobo del pasado



Del archivo de Patricia Marzá y Luis Salazar, este extraordinario reportaje, firmado por la periodista María Teresa del Villar y publicado en octubre de 1965 en la extinta revista En Viaje. Lo transcribo íntegro para permitir una lectura más cómoda de este material de gran valor, que nos sitúa con especial amenidad y frescura en el Algarrobo de hace 54 años atrás, cuando el ingeniero Carlos Alessandri Altamirano aun se mantenía como alcalde de la comuna:
EL BALNEARIO DE ALGARROBO

Una sonrisa de Dios

Después de haber hecho la Tierra, Dios descansó: luego, salió a recorrerla para ver que tal había quedado su obra. Cuando pasó por Algarrobo, sonrió mirando la rada y dijo: “Esta parte es la que me quedó mejor…”

El balneario de Algarrobo ha realizado el milagro de no tener indigentes, ni poblaciones “callampa”. Según datos de 1963, los 3.561 habitantes de la comuna disponen de 1.172 casas, lo que da un promedio de 3,04 ocupantes por vivienda. Desde el año pasado tiene una policlínica en el edificio municipal y el Servicio Nacional de Salud, subvencionado por la Ilustre Municipalidad –destacó un médico residente.

Ahora se está pavimentando la carretera que conectará a Algarrobo con la Panamericana Santiago-Valparaíso y acortará en unos 10 kms. la distancia de la capital; se construyen bajada de material sólido entre el Club de Yates y la Quebrada de Las Tinajas donde también se hizo un terraplén para unirla con la Avenida Bellavista y facilitar el acceso a las poblaciones Club Deportivo Nacional y La Puntilla.

Hermoso y señorial, el balneario de Algarrobo no manchó con pintura sus muros ni su pavimento en las últimas elecciones (nota: se refiere a las elecciones del 4 de septiembre de 1964, donde salió electo Eduardo Frei Montalva). Tiene jardines en sus plazas y quebradas; buena iluminación pública, agua potable y, este año, alcantarillado.

EN EL PASADO

Algarrobo fue “el Viña del Mar” de Santiago en el siglo pasado. Los presidentes Prieto, Bulnes, Montt, sus ministros, el arzobispo Valdivieso y todas las grandes personalidades de aquellos tiempos iban allá a pasar una temporada en el verano. Y se realizaban fiestas de todo lujo.

En carretas que partían de Santiago al amanecer y llegaban a Algarrobo “entre dos luces”, las familias llevaban alfombras, vajilla de plata, cristales, tapices, los mejores adornos para las casas que arrendaban a la orilla del mar. De los pocos propietarios se recuerda a don José Manuel Balmaceda y Ballesteros, casado con doña María Encarnación Fernández, padres del que fue presidente Balmaceda (nota: presidente de Chile entre 1886 y 1891).

Hará unos doscientos años, este “fundito de 300 cuadras” era de una familia de apellido Delazar. En 1830 vivía en un predio de la calle Principal, doña María Vidal Delazar, que se casó con Felipe Ramírez, de Melipilla y tuvieron un solo hijo: Maximiliano. Salió muy gastador y se arruinó. En ese predio se levanta hoy el enorme edificio de departamentos y locales comerciales “Algarrobo”.

 Foto de la publicación original. Curiosamente, un rincón de Algarrobo donde menos se percibe el paso del tiempo


ESCUELA 119

En la población El Litre –la mayor parte de pescadores- se alza una buena escuela coeducacional cuyo alumnado -165 hombres y 130 mujeres- está dividido en nueve cursos. Reparte desayuno a todos y almuerzo a los que quieren inscribirse en el momento de pasar lista a primera hora, en las mañanas. En septiembre pasado sirvió 272 desayunos y 96 almuerzos como promedio.

Camilo Quezada San Martín, profesor del 6° año, se refiere a dos problemas y comenta: “Es lástima que se pierdan tantos valores por indolencia de los padres, no siempre por falta de medios… ese es mi problema y pena cada fin de año. A algunos podemos becarlos en escuelas industriales, en la escuela Agrícola de Los Andes, en el liceo de San Antonio y en un instituto comercial; pero, son muchos más los que deberían continuar estudios superiores.”

El otro problema es el de los jóvenes maestros. Los normalistas que recién se inician en la carrera, cobran un sueldo líquido de E° 163. Los hoteles cobran la pensión como a veraneantes. De la primera pedida han rebajado lo que pueden, pero de todas maneras, es mucho quedar en 120 escudos. La gran solución sería que las escuelas de los balnearios tengan un pabellón para darle “techo” a los profesores…

DON DEMETRIO VERGARA

Don Demetrio tiene su casona en la Avenida Principal. En el frontis dos fechas: 1860-1914; cuando se terminó la construcción y cuando él le hizo reparaciones para habitarla. ¡Cómo lamenta él los tiempos idos!

“Todo fue bien y esto era un balneario de lujo y de mucho movimiento hasta 1859, dice, cuando el viejo Silvestre Ochagavía, bisabuelo de los Ochagavía actuales, fue a Estados Unidos a contratar un empréstito con los Rotschild para hacer el ferrocarril de Santiago a Valparaíso. Hecho el ferrocarril, ¿quién iba a querer viajar en carreta o a caballo desde el alba para llegar hasta aquí? Podían llegar a Valparaíso en cuatro horas…”

“En tiempos de la Colonia, gran parte de Algarrobo era el fundo Las Papas, que después se llamó Peñablanca. Un día lo compró don Carlos Alessandri Altamirano y, como buen ingeniero, en vez de trabajarlo agrícolamente, lo urbanizó. Trajo agua potable, luz eléctrica, hizo buenos caminos. Yo puedo alabarlo porque no somos amigos: somos vecinos, pero no nos visitamos. Lo admiro. Durante 15 años ha sido un gran alcalde. Regaló 10 manzanas urbanizadas a los que no tenían casa. Los lotes los entregó por intermedio del señor cura, sin más que ser chilenos y estar casados por las dos leyes… Se llama población El Litre. A muchos les dio materiales para construir o el dinero para comprarlos. Si cada chileno rico hiciera algo parecido… si todos tienen su pedazo de tierra no puede haber ni temor de ningún extremismo. ¡Ojalá todos sigan su ejemplo!”

VIGENCIA DE “LAS SIETE PARTIDAS”

La propiedad de don Demetrio es una de las 5 o 6 que quedan en Chile y que aún se rigen por el código español de Las Siete Partidas según el cual quien tiene un predio a orillas del mar “es dueño de su propiedad, de la playa y de cuatro leguas marinas hacia adentro…” (nota: una legua marina equivale a 5,5 kilómetros).

Cuando se estableció en Chile el Código Civil –en 1856- se hizo sin efecto retroactivo y la casona de don Demetrio ya estaba inscrita.

Actualmente el Fisco es el dueño de la franja de playa de ocho metros, medidos desde la más alta marea… 

M. T. del V.

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