Del archivo de Patricia Marzá y Luis Salazar, este extraordinario reportaje, firmado por la periodista María Teresa del Villar y publicado en octubre de 1965 en la extinta revista En Viaje. Lo transcribo íntegro para permitir una lectura más cómoda de este material de gran valor, que nos sitúa con especial amenidad y frescura en el Algarrobo de hace 54 años atrás, cuando el ingeniero Carlos Alessandri Altamirano aun se mantenía como alcalde de la comuna:
EL BALNEARIO DE ALGARROBO
Una sonrisa de Dios
Después de haber hecho la Tierra, Dios descansó: luego,
salió a recorrerla para ver que tal había quedado su obra. Cuando pasó por
Algarrobo, sonrió mirando la rada y dijo: “Esta parte es la que me quedó mejor…”
El balneario de Algarrobo ha realizado el milagro de no tener
indigentes, ni poblaciones “callampa”. Según datos de 1963, los 3.561
habitantes de la comuna disponen de 1.172 casas, lo que da un promedio de 3,04
ocupantes por vivienda. Desde el año pasado tiene una policlínica en el
edificio municipal y el Servicio Nacional de Salud, subvencionado por la
Ilustre Municipalidad –destacó un médico residente.
Ahora se está pavimentando la carretera que conectará a
Algarrobo con la Panamericana Santiago-Valparaíso y acortará en unos 10 kms. la
distancia de la capital; se construyen bajada de material sólido entre el Club
de Yates y la Quebrada de Las Tinajas donde también se hizo un terraplén para
unirla con la Avenida Bellavista y facilitar el acceso a las poblaciones Club
Deportivo Nacional y La Puntilla.
Hermoso y señorial, el balneario de Algarrobo no manchó con
pintura sus muros ni su pavimento en las últimas elecciones (nota: se refiere a las elecciones del 4 de septiembre de 1964, donde salió electo Eduardo Frei Montalva). Tiene jardines en
sus plazas y quebradas; buena iluminación pública, agua potable y, este año,
alcantarillado.
EN EL PASADO
Algarrobo fue “el Viña del Mar” de Santiago en el siglo
pasado. Los presidentes Prieto, Bulnes, Montt, sus ministros, el arzobispo Valdivieso
y todas las grandes personalidades de aquellos tiempos iban allá a pasar una
temporada en el verano. Y se realizaban fiestas de todo lujo.
En carretas que partían de Santiago al amanecer y llegaban a
Algarrobo “entre dos luces”, las familias llevaban alfombras, vajilla de plata,
cristales, tapices, los mejores adornos para las casas que arrendaban a la
orilla del mar. De los pocos propietarios se recuerda a don José Manuel
Balmaceda y Ballesteros, casado con doña María Encarnación Fernández, padres
del que fue presidente Balmaceda (nota: presidente de Chile entre 1886 y 1891).
Hará unos doscientos años, este “fundito de 300 cuadras” era
de una familia de apellido Delazar. En 1830 vivía en un predio de la calle
Principal, doña María Vidal Delazar, que se casó con Felipe Ramírez, de
Melipilla y tuvieron un solo hijo: Maximiliano. Salió muy gastador y se
arruinó. En ese predio se levanta hoy el enorme edificio de departamentos y
locales comerciales “Algarrobo”.
Foto de la publicación original. Curiosamente, un rincón de Algarrobo donde menos se percibe el paso del tiempo
ESCUELA 119
En la población El Litre –la mayor parte de pescadores- se
alza una buena escuela coeducacional cuyo alumnado -165 hombres y 130 mujeres-
está dividido en nueve cursos. Reparte desayuno a todos y almuerzo a los que
quieren inscribirse en el momento de pasar lista a primera hora, en las
mañanas. En septiembre pasado sirvió 272 desayunos y 96 almuerzos como
promedio.
Camilo Quezada San Martín, profesor del 6° año, se refiere a
dos problemas y comenta: “Es lástima que se pierdan tantos valores por
indolencia de los padres, no siempre por falta de medios… ese es mi problema y
pena cada fin de año. A algunos podemos becarlos en escuelas industriales, en
la escuela Agrícola de Los Andes, en el liceo de San Antonio y en un instituto
comercial; pero, son muchos más los que deberían continuar estudios superiores.”
El otro problema es el de los jóvenes maestros. Los
normalistas que recién se inician en la carrera, cobran un sueldo líquido de E°
163. Los hoteles cobran la pensión como a veraneantes. De la primera pedida han
rebajado lo que pueden, pero de todas maneras, es mucho quedar en 120 escudos.
La gran solución sería que las escuelas de los balnearios tengan un pabellón
para darle “techo” a los profesores…
DON DEMETRIO VERGARA
Don Demetrio tiene su casona en la Avenida Principal. En el
frontis dos fechas: 1860-1914; cuando se terminó la construcción y cuando él le
hizo reparaciones para habitarla. ¡Cómo lamenta él los tiempos idos!
“Todo fue bien y esto era un balneario de lujo y de mucho movimiento
hasta 1859, dice, cuando el viejo Silvestre Ochagavía, bisabuelo de los
Ochagavía actuales, fue a Estados Unidos a contratar un empréstito con los
Rotschild para hacer el ferrocarril de Santiago a Valparaíso. Hecho el
ferrocarril, ¿quién iba a querer viajar en carreta o a caballo desde el alba
para llegar hasta aquí? Podían llegar a Valparaíso en cuatro horas…”
“En tiempos de la Colonia, gran parte de Algarrobo era el
fundo Las Papas, que después se llamó Peñablanca. Un día lo compró don Carlos
Alessandri Altamirano y, como buen ingeniero, en vez de trabajarlo
agrícolamente, lo urbanizó. Trajo agua potable, luz eléctrica, hizo buenos
caminos. Yo puedo alabarlo porque no somos amigos: somos vecinos, pero no nos
visitamos. Lo admiro. Durante 15 años ha sido un gran alcalde. Regaló 10
manzanas urbanizadas a los que no tenían casa. Los lotes los entregó por
intermedio del señor cura, sin más que ser chilenos y estar casados por las dos
leyes… Se llama población El Litre. A muchos les dio materiales para construir
o el dinero para comprarlos. Si cada chileno rico hiciera algo parecido… si
todos tienen su pedazo de tierra no puede haber ni temor de ningún extremismo.
¡Ojalá todos sigan su ejemplo!”
VIGENCIA DE “LAS SIETE PARTIDAS”
La propiedad de don Demetrio es una de las 5 o 6 que quedan
en Chile y que aún se rigen por el código español de Las Siete Partidas según
el cual quien tiene un predio a orillas del mar “es dueño de su propiedad, de
la playa y de cuatro leguas marinas hacia adentro…” (nota: una legua marina equivale a 5,5 kilómetros).
Cuando se estableció en Chile el Código Civil –en 1856- se
hizo sin efecto retroactivo y la casona de don Demetrio ya estaba inscrita.
Actualmente el Fisco es el dueño de la franja de playa de
ocho metros, medidos desde la más alta marea…
M. T. del V.
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