lunes, 21 de septiembre de 2015

"Cabañas de Santo Domingo": la realidad que incomoda al alcalde Vera

 

Hacia fines del 2013, el alcalde de Santo Domingo, Fernando Rodríguez Larraín, se puso en contacto con el Ejército en busca de darle solución a un asunto que, a primera vista, parecería perfectamente típico y normal dentro del quehacer de una comuna: un terreno con una serie de cabañas abandonadas que, con el pasar de los años, se había convertido en un indeseable basural y foco de infecciones. En noviembre de ese mismo año, el Ejército, dueño de la propiedad, respondió a la petición edilicia procediendo a demoler la totalidad de las deterioradas construcciones.

Que un recinto vacacional ubicado en un linajudo balnerario de la costa central haya sido abandonado a tal punto por una institución, cualquiera que sea, resulta al menos llamativo. Las razones de ese tan poco comprensible descuido esconden, por desgracia, un sesgo brutal: el actual propietario nunca lo destinó para dar alojamiento a familias, sino para torturar compatriotas. Como el informe Rettig lo señala, el recinto sí fue originariamente una colonia de veraneo -de la CUT-, que, tras el Golpe, pasó a ser utilizado como campo de detención y tortura por parte del Ejército de Chile.



En noviembre del año pasado, a un año de la demolición, el Consejo de Monumentos Nacionales declaró el lugar "Sitio de Memoria", todo un logro para las agrupaciones de DDHH de la zona que abogan por el rescate y valorización de episodios aciagos de nuestra historia reciente. En ese mismo infatigable esfuerzo fue como en agosto recién pasado se organizaron para llevar a cabo un mural que testimoniara visualmente un capítulo tan poco conocido por la población local, como el que encierran "Las Cabañas de Santo Domingo". Eligieron un largo murallón en calle Curicó de la capital provincial, por "lo transitada que es", según declara Ana Becerra, dirigente de la Fundación por la Memoria de San Antonio. La semana pasada el alcalde Omar Vera (PRSD) dio a conocer su intención de borrar el mural. "Es muy violento", arguyó, haciendo alusión a una imagen en particular: un grupo de cuatro mujeres semi desnudas con la cabeza cubierta y encañonadas por un par de soldados. Para cualquier ser humano medianamente criterioso -más aun para todos quienes como la señora Ana recibieron en primera persona del descarga negra de la tortura- las declaraciones de Vera no pueden resultar sino insultantes. El resto de su argumentación no hace más que empeorar las cosas: el mural se escapa a la línea "pro-vida" que busca propiciar su municipio...


La Fundación por la Memoria de San Antonio ha iniciado una campaña en las redes sociales en busca de aunar apoyos en pos de evitar que Vera cumpla con su cavernario cometido y borre el mural. #lahistorianosesuaviza Más información aquí

2 comentarios:

Ernesto R. dijo...

Uno se pregunta "cómo diablos llegó esa gente a ocupar cargos tan importantes"? Este señor Vera debería más bien premiar a agrupaciones como la que dirige la señora Becerra, como una forma de testimoniar su apoyo y respaldo a la muy digna labor que realizan.

Van dijo...

¿Las cabañas son las que estaban ubicadas al costado de la playa marbella?