jueves, 11 de junio de 2015

Orlando Avendaño, jazzista: "¡Vivir fuera de Santiago es lo mejor que me ha pasado en la vida!"


Orlando Avendaño (75) -gloria del jazz chileno, conocido en el ambiente como el "niño terrible del bop"-, al momento de echar la mirada atrás y revisar una carrera cargada de hitos y logros, se toma las cosas con humor. Su encuentro con Miles Davis -con certeza uno de los genios máximos de la música del siglo XX- lo relata sin atisbo de grandielocuencia. Mal que mal, Avendaño tiene bien claro que es altamente probable que ningún otro músico chileno haya logrado vincularse de manera tan "estrecha" con el gran Miles como él lo hizo. Y, además, en el peak de la carrera de éste. "Fue en Los Angeles, California, en el invierno de 1967", rememora. "Miles se presentaba en un local, el "Ruby Red Room", con capacidad para unas ochenta, cien personas. Estaba repleto. La cola avanzó pero, por desgracia, nos dejaron, junto a mi amigo Alfonso "Palito" Barrios, esperando afuera. Tras una hora o más de espera en la calle, el guardia, un gigantón, abre la puerta apenas un poquito y dice: "¡OK, now!" Yo me abalanzo, sin ningún recato, como una tromba. En la penumbra casi total, avanzo; en eso me topo de frente con alguien y lo piso con todo mi entusiasmo, con toda mi prisa, y con mis bototos grandotes, reforzados, recién comprados, de esos dados de baja del Army. Oí entonces una voz única, ronca, muy poco común, más bien un sonido gutural, como de afonía aguda o de alguien con algún tipo de problema en la garganta. Levanto la vista y en la penumbra distingo la cara de Miles, mirándome con dos cuchillos negros, y con esa voz extraña y bajito me dice: "Watch your step, mother fucker" (Fíjate donde pisai concha de tu...) Alfonso Barrios a mi lado, vio y oyó todo, es mi único testigo", concluye Avendaño entre carcajadas.

Hoy, instalado desde hace ya largos años en una tranquila parcela en Casablanca, Orlando nos abre las puertas de su casa para compartir con los lectores de Algarrobo Al Día, junto a sabrosas anécdotas de su brillante y dilatada carrera, su particular visión sobre la música, el arte y la contingencia nacional, revelando, de paso, su muy especial lazo con nuestra comuna.


-Tras toda una vida vinculada al jazz, ¿cuál es tu relación hoy con este movimiento en específico y con la música en general?

Como músico, como baterista, mis últimas incursiones fueron el año 2002, para un disco de especial connotación, pues sería el trabajo póstumo del recién fallecido Alfredo Espinoza, destacadísimo saxofonista alto de dilatada carrera en Francia y Chile. Su estilo demandaba un "especialista", pues él era un cultor del estilo conocido como "Hot Jazz" o "Chicago Jazz",  y yo en mis comienzos por 1953, a los trece años, toqué Dixieland, y más tarde Chicago. Especialistas en este estilo yo creo que soy el último, y a pesar de no haberlo tocado en cuarenta años, no fue dificil entrar a ese estilo, y junto a mis compañeros terminamos con un CD de gran calidad donde quedó plasmada la tremenda musicalidad de Alfredo. Posterior a eso, el 2007, grabamos un video de larga duración con un recital completo que se grabó en la Universidad de Valparaiso con motivo de los cincuenta años del Nahuel Jazz Quartet, del cual fui integrante fundador.

De esta forma, hoy, mi relación con la música se resume en escuchar mucho, especialmente jazz y algo de música popular de Argentina, Brasil, Uruguay y Chile. Toco muy ocasionalmente en reuniones informales de amigos, aún cuando nunca me gustó participar en sesiones como por "hobby" o entretención, por así decirlo. También practico (¡en privado!) mi precaria condición de trompetista, pianista y, algo mejor, en armónica de jazz. También hago crítica al jazz chileno, discos nuevos y sesiones en vivo, como algunas introducciones (Liner-Notes) que generalmente acompañan a los CDs.

-A los 20, 30 o 50, la decisión de radicarse fuera de Santiago puede resultar una medida algo contraproducente en más de un sentido, sobre todo para un artista, ¿qué te llevó a ti a dejar el círculo capitalino para venir a instalarte a la provincia?

Tuve una carrera de 25 años en la música, que concluyó abruptamente en los albores de la dictadura. Felizmente salí de la música de la mejor forma posible: mi último desempeño fue con el extraordinario Sexteto Hindemith, que integraban solo maestros de la Sinfonica y yo, que fui incorporado como jazzista (bateria y percusión) para poder dar un salto a un estilo "fusión", de manera de mezclar el jazz y la música chilena y latinoamericana. El resultado fue una música finísima, muy bien lograda y excelentemente tocada. Dejé la música profesional y giré bruscamente hacia un trabajo "formal", por asi decirlo. Necesitaba levantar una familia, formar a mis hijos. Así es que me enfrenté por primera vez a trabajar de terno corbata y maletín en un área en la que me había capacitado durante mi estadía de diez años en USA: "Marketing". No sin dolor en un principio, me desempeñé por los próximos veintidós años en distintos cargos en la empresa privada. 

En los noventa, tras una situación de salud gravísima, mi doctor me sugirió que cambiara radicalmente mi vida, ya que mis expectativas eran pocas, y me preguntó si tenía posibilidades de irme de Santiago, donde fuera pero lejos, lejos del ambiente que me estaba matando. Incluso, sin saberlo, me aconsejó que me aficionara a la música, a la pintura (!!) Cuando les conté esto a mi familia, de inmediato surgió una idea de mi suegra, que me dijo que dispusiera de una casa que tenían ellos en Algarrobo, que no usaban. Así, el martes 6 de agosto de 1996, partí con mi auto repleto con todas mis cosas personales, equipos de música, computador, atriles, telas, pinturas, libros y mil cosas, a iniciar mi nueva vida. Paralelamente mantuve mi casa en Santiago mientras los hijos terminaban su educación. No volví a Santiago prácticamente nunca más, como ciudadano.

Así descubrí Algarrobo, que a partir del dia uno, cuando por la tarde salí a caminar por la playa solitaria, me subyugó por completo. Viví gratamente en absoluta paz, en total soledad, me propuse pintar disciplinadamente y me armé un horario de trabajo a pesar de no tener a quien rendir cuentas de mis actos. Trabajé y me rindió: dos años más tarde, al cumplir 35 años pintando, pude exponer en practicamente todas las salas del MAC (Museo de Arte Contemporáneo). Viví en Algarrobo por dos años, de a me fui a El Tabo, luego a Tunquén, de alli a Zapallar, y finalmente desde hace unos trece o catorce años vivo en Casablanca, junto a mi mujer Maria Cecilia Bobillier, escultora y ceramista. ¡Vivir fuera de la capital lo describo como lo mejor que me ha pasado en mi corta vida de 75 años!

-Ya que lo mencionas, junto a tu más conocido vínculo con la música, has desarrollado en forma casi perfectamente paralela toda una destacada labor en las artes visuales (pintura, grafica). Además de eso, tu pluma se ha mantenido activa rescatando en chispeantes relatos distintas anécdotas de tu extensa carrera como jazzista. ¿Podríamos decir que toda esta incesante labor corresponde a tu más acendrada filosofía de vida?

Fui un niño artista, de nacimiento. Como dije, a los trece años ya tocaba en el Club de Jazz de Santiago, con adultos que me doblaban y triplicaban en edad. Gracias a ellos aprendi a leer, leí las mismas cosas que ellos, o por lo menos le hacía empeño (¡leer a Kierkegard a los 16 años es todo un desafio!) Siempre estuve ligado y cercano a todo tipo de artistas. A los 15 años ya había ido a un par de Festivales Internacionales de Jazz, a los 17 o 18 era el baterista del mítico Nahuel Jazz Quartet, a los 20 me fui a Estados Unidos a tocar y estudiar, tuve una oportunidad inmejorable de dedicarme casi en forma exclusiva al arte, el jazz, el diseño, museos, antigüedades, etc. Estudié paralelamente Marketing Procedure en Los Angeles City College y Pintura en el Otis School of Art and Design. No me he separado del arte ni de la música nunca, ni aun en el periodo que trabajé "formalmente" pues mi quehacer tenía que ver con la comunicacion, cine, música y diseño.

-Por lo bucólico del entorno donde vives, uno podría suponer que te dedicas más a pasear por los silenciosos caminos junto a Amanda, tu fiel perrita, que a mantenerte enchufado a la contingencia del mundo. ¿Es así? ¿Qué tanto te interesa lo que está pasando en el resto del planeta?

Me tocó felizmente el advenimiento de la comunicación sin límites, Internet, y la televisión satelital, esto sumado a la disponibilidad completa de mi tiempo útil (menos unas horas de sueño), me conceden un dia de 18 o 19 horas para mí. En ellas, efectivamente paseo mucho por los campos con mi perrita, voy fotografiándolo todo, con una cámara profesional, regalo de mi hija Cecilia. Leo, pinto y cocino todos los dias, además hago todas las compras y todos los pagos de servicios de la casa, administro una vida austera, evitamos comprar cosas, no poseo tarjetas de crédito, ni chequera, mi relación con los bancos se limita a la mínima expresión, asi las cosas dispongo de tiempo como para mantenerme enterado de todo. Dentro de eso, está lo que ocurre en el mundo, en el arte, el cine, y muy especialmente en el quehacer político de nuestra patria...

-Cuestión que merece un capítulo aparte...

Absolutamente. Este país hasta hace unos meses mantenía un status-quo aparentemente admirable, llegando a ser un pequeño país casi con visos ejemplares. La caída estrepitosa a una realidad mediocre y corrupta vino a develar el verdadero Chile, el campeón de la desigualdad, el país con un 1% dueño del 92% de la riqueza y el 99% restante repartiéndose el 8%. De ahi para adelante el espectáculo no ha parado e intuyo no se detendrá pues ha llegado la hora del orden y el rostro del chileno enloquecido por la ambición y el dinero es algo simplemente patético... Literalmente cualquier cosa por dinero, lo que sea, a costa de lo que sea. Los que vivimos en esta hermosa región vemos cómo los viñedos lo ocupan todo, especialmente los recursos hídricos, con la intención de secarle el jugo al ahora, al billete inmediato, aun cuando esto signifique secar el valle. En la zona costera, los desarrollos inmobiliarios son francamente patéticos, no solo por su dudosa estética y total indiferencia con el medio ambiente, sino por la sobrecarga evidente que estas expansiones significan para las estructuras ya colapsadas. Estoy enterado, claro que sí, y debo hacer un esfuerzo para comer en paz y no indigestarme con Penta, SQM, Wagner, Pizarro, Insunza, Orpis, Von Baer y los 147 personajes que se encuentran liderando por ahora la ola de corrupción que nos invade.

Felizmente me sobrepongo con cierta rapidez al minuto que miro por el ventanal o me dispongo a salir al campo, allí se detiene absolutamente todo (el entorno bucólico, que le llamas) y al aprender a conocer y admirar más detenidamente la naturaleza me he ido convirtiendo en un "devoto" de ella y ya no reconozco en ningún otro lugar algo que genere tal magnitud de paz, plenitud y armonía, me hace sentir en el más bello y hermoso de los jardínes donde el nombre del jardinero carece de importancia... Como dijo Nietzsche, el que nos encontremos tan a gusto en plena naturaleza tiene que ver con que ésta no tiene ninguna opinión sobre nosotros.

2 comentarios:

Patricio Gómez Bahamonde dijo...

Felicitaciones a este informativo comunal por esta entrevista.
No soy aficionado al jazz, motivo por el cual no conocía a don Orlando Avendaño. Pero, la lectura de su entrevista me ha sido muy amena, interesante, al poder conocer a la persona que hay detrás de quien se lee es gloria del jazz chileno y pintor de éxito. Es como se dice con sabiduría, un gran licenciado en la Academia de la Vida. Tiene mucho que contar, enseñarnos a vivir gozando del silencio, la paz de la tarde, contemplar la naturaleza, la belleza del mar, en fin, es un hombre que todo derecho puede decir “He sido y soy feliz”, sin necesidad de tener grandes riquezas materiales.

Su testimonio de lo que ha sido la vida para él desde que tuvo que radicarse fuera de Santiago para llegar a Algarrobo en el año 1996 merece ser destacada. Ganó en salud y se le abrió un nuevo mundo. Nos dice “descubrí Algarrobo, que a partir del día uno, cuando por la tarde salí a caminar por la playa solitaria, me subyugó por completo. Viví gratamente en absoluta paz, en total soledad, me propuse pintar disciplinadamente y me armé un horario de trabajo a pesar de no tener a quien rendir cuentas de mis actos”. Es decir libertada!!!. Luego de seguir por El Tabo, Tunquén y Zapallar se ha quedado definitivamente en Casablanca, que es la comuna hermana de Algarrobo.

Qué maravillosa su expresión cuándo exclama al entrevistador: ¡Vivir fuera de la capital lo describo como lo mejor que me ha pasado en mi corta vida de 75 años!

Finalmente, no puedo dejar de destacar y sentirme interpretado con su visión de nuestra sociedad actual, cuando dice “el chileno ha enloquecido por la ambición y el dinero es algo simplemente patético... Literalmente cualquier cosa por dinero, lo que sea, a costa de lo que sea. … En la zona costera, los desarrollos inmobiliarios son francamente patéticos, no solo por su dudosa estética y total indiferencia con el medio ambiente, sino por la sobrecarga evidente que estas expansiones significan para las estructuras ya colapsadas”.

María Isabel Fuenzalida Murúa dijo...

Quizás parezca repetitivo a la alusión que hace Patricio, también me siento interpretada con la visión de nuestro Chile, es mejor para muchos TENER que SER, me entristece el camino que ha tomado la mayoría de las personas, cuando con lo justo y necesario se es tan feliz.
Con respecto a Algarrobo con sus grandes moles de cemento considero que esto va empobreciendo el alma de muchos me pregunto ¿serán felices esas personas? Un concepto de la vida pobre y errónea. Ojalá se den cuenta a +
tiempo (palabra que encierra tanto).
Don Orlando siga disfrutando la naturaleza y esos dones que DIOS le ha regalado.