Algarrobo… ¿Su futuro se proyecta al estilo de un diseño “Bonsái”?

El “bonsái” consiste en el arte de cultivar árboles y plantas reduciendo su tamaño a un minúsculo mediante diferentes técnicas, entre otras, como la poda, el trasplante a pequeños receptáculos, alambrado, etc. El arte del bonsái se originó en China hace unos dos mil años, como objeto de culto para los monjes taoístas. El árbol pequeño representaba un puente entre lo divino y lo humano, el cielo y la tierra. Según la tradición, aquellos que podían conservar un árbol en maceta tenían asegurada la eternidad.

Durante la campaña recién terminando, los candidatos de Algarrobo Primero obsequiamos a cada hogar que visitamos un Algarrobo, un arbolito recién brotado para que fuese cuidado en casa y luego plantado en el exterior simbolizando el deseo de hacer renacer a Algarrobo. Les advertimos, que tan pronto las raíces del arbolito empezaran a cubrir la bolsita que lo contenía, fuese plantado en tierra de modo de no impedir su crecimiento. De no hacerse o colocarse en un recipiente pequeño, el árbol crecería muy poco pudiendo quedar reducido a un “bonsái”.

¿Por qué me refiero a este hecho puntual? Porque en nuestra comuna, al parecer, existe un temor o desconfianza a crecer,  a soltar las ataduras, a volar en grande. No existe una mirada de largo plazo con un plan de desarrollo de real envergadura, de emprendimiento audaz, para lograr una ciudad balneario de excelencia que resuelva la problemática de los bajos ingresos de su población por depender de solo el turismo de verano y bajo una estructura tradicional que no ofrece diferencias comparativas contra otras alternativas del rubro. El tiempo pasa y Algarrobo sigue dormido, salvo entregado al crecimiento inmobiliario de megaproyectos que no están dentro de un plan estratégico de armonía de desarrollo sustentable y con respeto al medio ambiente.

Dentro de las riquezas que la naturaleza nos ha regalado y que nunca se le dado importancia alguna para desarrollarla con esa mirada de futuro, deseo referirme en esta oportunidad al Parque El Canelo y su borde costero, que incluye dos santuarios de la naturaleza: el Islote de los Pájaros Niños y el Islote Peñablanca. Estos dos santuarios constituyen lugares de refugio, descanso y nidificación de un importante número de especies de aves marinas.  En este parque encontramos una valiosa biodiversidad la que conforma un ecosistema  formado por los dos santuarios, las aguas y fondo marino adyacente, playas y formaciones rocosas costeras, quebradas y acantilados con vegetación y fauna nativa.



Tiene una gran y privilegiada superficie. Los tribunales de Justicia han confirmado que se trata de un bien nacional de uso público. Nadie puede desconocer que por estar en la Comuna de Algarrobo, sus autoridades tienen el deber de preocuparse de éste y buscar darle el mejor destino para la comunidad, incluyendo que sea un centro de recreación, cultura, investigación y turismo de primera categoría. Vale decir, se trata de un diamante en bruto que debe ser evaluado y proyectado bajo una dirección de equipos profesionales multidisciplinarios, de entidades nacionales e internacionales. No puede quedar a la mera recepción del Municipio de pequeños proyectos de particulares orientados a la explotación de algunos sectores comerciales. Es la autoridad la que debe tomar un rol activo y enfrentar el desafío.

Pasan los años y las autoridades van y vienen, y esa riqueza sigue abandonada, no porque se desconozca su valor sino porque al parecer asumir esa responsabilidad sobrepasa la capacidad de nuestras autoridades. Por ello, se sigue en una situación ambigua y sacando provecho sin esfuerzo alguno con los ingresos de las concesiones de estacionamientos y kioscos. En palabras sinceras, me parece una vergüenza.

Estando a solo días del cambio de nuestras autoridades, me he enterado que nuestro Municipio ha dado la concesión del Parque a uno de los candidatos a concejal que apoyaba la continuidad de las autoridades salientes y que no fue elegido. No parece una acción prudente y se presta para diferentes interpretaciones que no deseo aventurar. Ello, lo dejo a los vecinos y vecinas de Algarrobo que en un 87% han votado por los personeros que están vinculados al sector que ha gobernado nuestra Comuna por más de 20 años.

¿Qué se espera para tomar efectiva posesión de este bien común que, como tal, nos pertenece a todos los algarrobinos? ¿Qué se espera para preparar las bases de un llamado a un pre-estudio de factibilidad para su cuidado, manejo y desarrollo como un MEGAPROYECTO? o ¿Hasta cuando seguiremos con la miopía de mirar en pequeño y temerle a lo grande, quedándonos como un Algarrobo “bonsái” para que algunos mantenga asegurado en eternidad sus intereses? ¿Qué planes tiene nuestro nuevo Alcalde? ¿Qué piensa de esta concesión por cuatro años de última hora que lo deja atado? ¿Qué dicen nuestros nuevos Concejales? y nuestro Consejo Comunal de Organizaciones de la Sociedad Civil de la Comuna de Algarrobo? Como simple ciudadano, solicito explicaciones púbicas en este mismo medio de difusión abierta.

En artículo separado, me permito reproducir párrafos de la noticia que corresponde a una entrevista que el diario El Espectador le ha hecho al reelecto concejal Manual Catalán (Indep. de RN), persistente defensor de la inmobiliaria que reclama para sí la propiedad del Parque por sobre los fallos de nuestros Tribunales. Ello, incluso, se puede leer en el artículo que reproduzco.


Patricio Gómez Bahamonde
decover2@gmail.com